Vivir en paz no es fácil pero sí es más sencillo de lo que lo hacemos.
Para mi, el secreto reside en dejar de intentar controlar todo lo externo que nos pasa y ocurre a nuestro alrededor y, en su lugar, empezar a dirigir la atención hacia el interior e intentar controlar lo que ocurre (solo dentro, nunca fuera).
En lugar de gastar nuestra energía en tratar de controlar el mundo exterior, es necesario que aprendamos a crear el hábito de controlar nuestras reacciones. Para que cuando las cosas se vuelvan caóticas, podamos sentir nuestras emociones (sea cuales sean) y al mismo tiempo, permanecer en paz.
Hay demasiadas incógnitas y factores incontrolables en el mundo exterior. Pero podemos conocernos a nosotros mismos lo suficientemente bien como para hacer de nuestra mente un lugar tranquilo. Pase lo que pase.
Las emociones vendrán y se irán libremente, pero manejar nuestras reacciones de una manera en la que podamos reducir su velocidad, intensidad y duración nos permitirá vivir en paz.
Haciendo esto podremos descubrir cuál es la forma más hábil de enfrentar los desafíos que se nos presenten, en lugar de repetir los comportamientos defensivos del pasado que generalmente solo nos traerán más dificultades.
Quien vive en paz no se apresura, ni trata de controlarlo todo, sino que se mueve intencionalmente y entiende que las reacciones impulsivas solo nos alejan de lo que buscamos: vivir en paz.
Lucía Lorente