¿Tienes las herramientas que necesitas?
Las herramientas no son siempre (de hecho casi nunca lo son) visibles pero sí que pueden ser muy efectivas.
Las mías son hábitos y prácticas que he ido aprendiendo a lo largo de los últimos 7 años y que me ayudan a mantener mi mente en equilibrio. Cuando entro en terrenos pantanosos, de negatividad provocada tanto por algo interno como por algo externo, acudo a mis herramientas, que siempre me acompañan para que pueda utilizarlas siempre que me encuentre en una de esas situaciones, para que pueda superar cualquier obstáculo al que me enfrente en ese momento.
No puedo estar más agradecida por haber desarrollado estas herramientas en los últimos años porque el hecho de usarlas a diario ha hecho que pueda evolucionar más de lo que jamás hubiera imaginado y a ser consciente de que ese crecimiento puede ser infinito.
Cada uno debe buscar sus herramientas, aquellas que a ti te pueden ayudar a mantener ese equilibrio, a conseguir lo que quieres y a desarrollarte a nivel personal y profesional de manera indefinida con un amor incondicional hacia como eres y lo que haces.
Puedes buscar y leer sobre las muchas herramientas que existen pero lo que más te va a ayudar a saber cuáles son para ti es probarlas, experimentar y adaptarlas a tus necesidades.
Existe cantidad de herramientas que están a tu disposición y alcance y simplemente tienes que estar abierto a aplicarlas y a probarlas poniendo un poco de ganas para incorporar cosas nuevas que al principio pueden costar para así encontrar cuál te hace sentir mejor, cuál no supone un esfuerzo y realmente te sirve para devolverte a tu equilibrio y al estado adecuado para producir los resultados que deseas.
¿Cuáles son tus herramientas?
Te compartiré las mías pero recuerda que cada uno debe encontrar las que mejor se adaptan a ti.
-
TO DO LIST. Cuando estoy agobiada por todo lo que tengo que hacer (y normalmente a diario también) me ayuda mucho escribir una lista por orden de importancia y empezar a realizar las tareas por ese orden.
-
MEDITACIÓN: Cuando tengo ansiedad paro e intento “salir del bucle” con una meditación. También lo he incorporado como hábito nada más levantarme para prevenir que aparezca esa ansiedad a lo largo del día.
-
DEPORTE: Cuando siento frustración o rabia no hay nada como una buena sesión de deporte. También se ha convertido en un hábito muy saludable 4x a la semana.
-
YOGA: Regularmente pero, especialmente cuando no me siento bien con mi cuerpo, practico yoga y le doy todo el cariño y la calma que mi cuerpo necesita para reconciliarme con él en tan solo un par de minutos.
-
ESCRIBIR: Cuando estoy muy nerviosa o ofuscada con un tema escribo todo lo que me pasa por la cabeza y cuestiono sobre el papel si lo que me estoy diciendo se basa en hechos objetivos o no.
Te animo a probar cosas distintas y encontrar lo que mejor te funciona para posteriormente convertirlo en hábito y que consigas tomar las riendas de tu mente.
xxx Lucía